2/11/09

Ana, a los 16



Debajo de la falda ocultaba un cuchillo. Lo que parecía un cálido lecho de amor era en realidad un patíbulo. Sabía que estaba al caer. Oyó la puerta y abrió levemente las piernas mientras le sonreía. Pronto lo tuvo encima. Un poco más tarde el resuello se fue extinguiendo hasta que se hizo el silencio. No tenía prisa por limpiarse la sangre. Ya vería lo que hacía con aquel bulto de grasa y despojos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

atormentador siempre dependiendo de en que situación se lea...

tomeu.